Por Ernesto Tenembaum* Enérgica, enojada, con los ojos llenos de lágrimas, vehemente como casi nunca, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, minutos después de conocer que había sido condenada a seis años de prisión, decidió abandonar la teoría del lawfare. “Fue una ingenuidad –afirmó—Un exceso de intelectualización. No es lawfare. Es mafia y Estado paralelo.
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