"Hagamos un asado, yo llevo el cordero", le dijo un millonario a otro en Punta del Este. La "broma" consistiría en arrojar el animal desde un helicóptero, para luego asarlo y comerlo. La escena insólita fue filmada por el dueño de casa, entre risa y risa. Lo que nunca imaginaron estos caprichosos acaudalados es que la disparatada chanza se convertiría luego para ellos en una pesadilla mediática.
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