Cuando Valentino Gutierrez, un hombre de 56 años, se subió a un tren en Pasadena, nadie le prestó mayor atención. Tampoco era llamativo su pesado equipaje y no levantó sospechas entre los agentes de seguridad de Los Angeles cuando llegó a su destino. En su valija, no obstante, llevaba un macabro contenido: los restos de su esposa.
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