"Lo atractivo del modelo de neurodiversidad es que no patologiza", advierte el psicólogo británico Simon Baron-Cohen. "Reconoce que las variaciones genéticas o biológicas son intrínsecas a la identidad de las personas, a su sentido de identidad y personalidad, a las que se debe tener igual respeto que a cualquier otra forma de diversidad, como el género".
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