Dionisio Martínez y Silvia Alejandra Gómez murieron desangrados en su casa de Ezeiza. El acusado, de 22 años, era el hijo adoptivo de las víctimas.
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El acusado, un joven de 22 años, se presentó en una comisaría y dijo que había encontrado muertos a sus padres, pero tenía heridas de defensa en sus manos y se contradijo en su versión.
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