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LA MUERTE NO ES EL FIN

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Por Mariana Enriquez   *** Mi papá era un hombre amoroso y demostrativo pero no sabía llorar. Se angustiaba, se quedaba mudo, se escondía. Ni siquiera se le humedecían los ojos. Lo vi llorar una sola vez y fue cuando Diego hizo el segundo gol a Inglaterra en México ‘86. Y no lloró un poco: lo ... [Leer más]

El Libertador   Deciciembre 10, 2020