Hay crisis. La había en el cierre del año pasado, se acentuó en los primeros flashes del incipiente 2018 y hoy no parece tener una solución rápida. Aunque los protagonistas esquiven la palabra y suene demasiado cruda, River afronta el momento más crítico del ciclo Gallardo: le cuesta una enormidad asomar la cabeza y salir de un pozo que parece no tener final. Cada fin de semana, las fallas estructurales y futbolísticas quedan expuestas: ni los rendimientos ni los resultados son los esperados.
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