El perdón nace del amor y nos libera, nos da alas y nos permite crecer espiritualmente. Cuando no cumplimos con lo que nos hemos comprometido o sin querer hacerlo, herimos a otra persona, “pedimos” perdón y con esto, lo hacemos depender de la otra persona, ya que lo expresamos como una petición y el lesionado al decir “te perdono” nos libera de ese peso que sentimos por el error que cometimos.
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