Luego de una costosa demora de cuatro semanas, el Gobierno nacional inició una nueva etapa con Sergio Massa al mando de la economía. La redistribución de cargos dejó al Presidente más debilitado que antes y al kirchnerismo intacto y con más poder. El establishment avaló el recambio, lo que le permitirá al tigrense comenzar en su nueva función en calma pero con serios e impostergables desafíos.
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