La familia de Max Jara sabía desde muy temprano que él sería peluquero porque le gustaba peinar a las mujeres de la familia, que eran muchas.
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La familia de Max Jara sabía desde muy temprano que él sería peluquero porque le gustaba peinar a las mujeres de la familia, que eran muchas.
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La familia de Max Jara sabía desde muy temprano que él sería peluquero porque le gustaba peinar a las mujeres de la familia, que eran muchas. A los 15 años, cuando sus padres se separaron quiso colaborar en la economía y se presentó en una peluquería del barrio que buscaba un asistente. Ahí encontró a su primera gran maestra que se dio cuenta de su vocación.
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