El Gobierno, la Justicia y la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) de Nicaragua se unieron en un operativo relámpago para liberar y deportar a 222 presos políticos, entre ellos religiosos, excandidatos presidenciales, diplomáticos y dirigentes con pasado de altos cargos en el sandinismo, despojarlos de su nacionalidad, inhabilitarlos en forma perpetua para ejercer cargos públicos y
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