“Hay un remedio para no ser chismoso: muérdanse la lengua. Se les va a hinchar, pero así se van a curar”, dijo el Santo Padre, quien consideró que el chismorreo es uno de los peligros “que más debilita a las comunidades eclesiales”, pues “es como un sarampión, que se mete y se mete, y no se puede vivir sin sacarle el cuero al otro”.
[Leer más]