Ante la idea de tener que ir a un baño ajeno, se evita salir o se fuerza al cuerpo a soportar horas de retención. A la vez de que se incrementan las molestias físicas, aparecen pensamientos del tipo: "Me da vergüenza ir a un baño que no es el mío. Me da asco. Tengo miedo de que los demás me vean".
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