Todos sabemos que nadie se puede llevar a un jugador a su casa como recuerdo de un campeonato, ni que pueda existir un técnico como Sarlanga, que ponga al wing de arquero para castigarlo para haberse mofado del guardameta, y mucho menos que fuera a existir un jugador tan hábil como Houseman, guapo como Kempes, rápido como el Ratón Ayala y drogadicto como Keith Richard. Todo eso es absurdo y no puede existir ¿o sí?
Pedro Saborido. Escritor. Radio Libertad
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