Si siempre es complicado predecir de qué manera envejecerán las personas, en este caso se hace casi imposible imaginar cómo sería el Bonham septuagenario. Murió muy joven. Ahogado en alcohol. Una vida (demasiado) veloz y desbordada, sin freno, repleta de historias impactantes y excesivas, que, entre otras cosas, no invitaba nunca a vaticinarle la menor longevidad. Su
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Carlos Piegari
Siempre llegaba tarde, desde chico. Su primer trabajo lo perdió porque intentó entrar al banco cuando le cerraban la puerta en la cara. No depositó los sueldos de la empresa donde era cadete...
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