Pasaron 35 años de la recordada Semana Santa en la que Raúl Alfonsín, deseaba felices Pascuas a los argentinos después de asegurar que la casa estaba en orden. Aquella afirmación fue una verdad a medias, porque si bien se logró conjurar –no sin hacer concesiones- un alzamiento carapintada que había puesto en vilo a la frágil democracia, la situación de la economía estaba lejos del orden.
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