Solemos experimentar cotidianamente lo indispensable que resulta el sentido del tacto para nuestra vida. Gracias a él podemos reconocer muchas cosas o probar la temperatura del agua, por ejemplo. Pero también a través del tacto podemos sentir la reconfortante sensación de una caricia cuando nos sentimos angustiados o, cuando resulta posible, la confianza que nos da un apretón de manos. Es decir, a través del tacto se transmite también información afectiva y social relevante.
[Leer más]