Discusión, amenazas y golpes en la oscuridad, fuego, gritos de auxilio, humo y el miedo a morir asfixiados, calcinados o de cualquier forma imaginable de violencia. Quince minutos antes de las cero del viernes, en un pequeño pabellón de detenidos en la Unidad Regional V, la tragedia rondó con fuerza
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