A la salida de la primera audiencia del juicio por la muerte de su hijo Genaro Fortunato, Miguel fue contundente y afirmó frente a la prensa que "no creo en las lágrimas de nadie, sólo en las mías y en las de mi familia", en referencia a las lágrimas de Julieta Silva la imputada por el asesinato de su hijo y que lloró en su declaración.
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