(Reuters) - Más de una semana después de que su casa quedó destrozada por el letal terremoto que sacudió el sur de Turquía, Mohammad Emin sigue cubierto de polvo y mugre. Al igual que otras innumerables víctimas de una catástrofe que causó más de 41.000 muertos en Turquía y Siria, sigue esperando poder lavarse, afectado por la escasez de agua limpia.
[Leer más]