Cuando ingresó con su nieto de siete años a la guardia del Hospital Mario Sánchez de Valparaíso, en Chile, la mujer dijo que el chico se quejaba de dolores estomacales y que sufría de apendicitis. Sin embargo, los médicos que lo revisaron no tardaron en contradecir su diagnóstico y revelar que había sido asesinado a golpes.
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