Si siempre es complicado predecir de qué manera envejecerán las personas, en este caso se hace casi imposible imaginar cómo sería el Bonham septuagenario. Murió muy joven. Ahogado en alcohol. Una vida (demasiado) veloz y desbordada, sin freno, repleta de historias impactantes y excesivas, que, entre otras cosas, no invitaba nunca a vaticinarle la menor longevidad. Su
[Leer más]