El sábado por la noche, alrededor de las 10, Deanna Joseph llamó desesperada al 911. Su pequeña hija de dos años estaba inconsciente y no volvía en sí. Cuando los paramédicos llegaron notaron que la pequeña ya estaba muerta. Se encontraba amarrada en la silla especial para protegerla. Estuvo allí durante horas. Su madre, la mujer que se mostró alterada ante los socorristas, estaba profundamente drogada.
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