Cuando hallaron a Edgar Justiniano “Guito” Amaya muerto dentro de su auto, ensangrentado y con los brazos cortados, el hecho de que no ubicaran a su esposa por ningún lado y no la hubieran visto desde el día anterior, hizo temer que él la hubiera asesinado antes de suicidarse. Unas horas después, esa hipótesis se confirmó, cuando hallaron a la mujer, Dalinda Quevedo, muerta a golpes en el campo.
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