Caminar en Oberá se volvió una aventura y no es divertido para las personas de baja visión o con discapacidad. Autos y motos en las veredas, mesas, carteles, mercadería en general, hasta las tapas de los medidores de agua complican a las personas y ahora se suma la poda de los árboles. Raúl Brizuela, tiene
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