Debemos renunciar al pasado y arriesgar el presente para ganar el futuro. Tenemos asegurada la expansión y el crecimiento cuando vivimos conectados al cielo, obedecemos y escuchamos la voz de Dios en todo tiempo para arrebatar las estrategias que nos llevarán a tomar todo lo que el Reino de Dios tiene para cada uno de nosotros.
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