La noche tosía el humo de los “charutos” que impregnaban cada recodo del bar de “Cicinho”. Los resecos tablones de madera y el techo de zinc perforado delataban a gritos las décadas que la vieja casona de madera estuvo al servicio de los tareferos, cortadores de caña y moradores de la sosegada colon
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Marcelo Rodríguez
La noche tosía el humo de los “charutos” que impregnaban cada recodo del bar de “Cicinho”. Los resecos tablones de madera y el techo de zinc perforado delataban a gritos las décadas que...
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