En todas las fotografías que grafican su trayectoria, en el rostro de Agustín Da Silva (26) se refleja una sonrisa. Y no es para menos. Él mismo repite cuando se presta la ocasión que “el atletismo me cambió la vida”. Pero el obereño entiende que esta disciplina “no es fácil. No es calzarte una zapatilla, colocarte un reloj
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