Se avistaron por primera vez en América en el límite entre la Guayana y Surinam en 1877, habiendo atravesado aparentemente el océano Atlántico. En la Argentina se la documentó por primera vez en el Río Salado, en Santa Fe, en 1969. Aquí la garcita bueyera habita pastizales, áreas rurales, esteros y bañados, pero sobre todo áreas ganaderas. Se distribuye casi en la totalidad del país, con mayor presencia en el centro y litoral.
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