Comer es un placer. La primera justificación que puede llevar a una persona a ingerir alimentos es la supervivencia (comemos para vivir, ¿no?). Pero, si nos planteamos por qué comemos, y nos paramos a pensar con detenimiento la respuesta, seguro que surgen muchas razones que llevan a una persona a comer más allá de por tener hambre.
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