Sus palabras no son del todo claras. Se toma tiempo para pensar cada frase. Se muestra angustiada, quebrada, al borde de las lágrimas. No tiene maquillaje y su rostro está visiblemente más hinchado que lo normal. Se para frente al micrófono de los tribunales de Gualeguaychú con saco beige y pantalón negro, pero nunca levanta la mirada del suelo.
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