Tuve el honor y placer de conocer a un matrimonio vecino a mi casa paterna, a los cuales los bauticé como tíos, sin ser cosanguíneos, que llegaron a una muy avanzada edad con una excelente salud mental y con un entusiasmo contagioso. Su gran motor eran los proyectos, generalmente de viajes. No tenían muchos recursos pero con un gran deseo de lograrlo, invertían mucho tiempo en estudiar y planificar.
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